A medida que se desarrolla la tecnología y las empresas se digitalizan, crecen las amenazas a la ciberseguridad. De hecho, las estadísticas señalan que el 58% de las empresas han sufrido un ataque cibernético. Pero, más allá de la cantidad de infiltraciones, también se ha visto una constante evolución en los métodos que usan los hacker para violentar los sistemas: cada día son más sofisticados, precisos y reticentes a los mecanismos de seguridad informática convencionales.
De ahí que el Ethical Hacking (hacking ético) se haya posicionado como una de las mejores alternativas para combatir a los ciberdelincuentes.
¿Qué es el Ethical Hacking?
Un hacker ético, también conocido como hacker de sombrero blanco, es –según el EC-Council– “una persona que generalmente trabaja en una organización y en la que se puede confiar para que intente penetrar en redes y / o sistemas informáticos utilizando los mismos métodos y técnicas que un hacker malicioso”
En ese sentido, las metodologías de Ethical Hacking hacen referencia a las acciones de un hacker orientadas a encontrar y explotar vulnerabilidades y debilidades en los sistemas de una organización, tal y como lo haría un hacker malicioso o de sombrero negro, pero con el fin de identificarlas y corregirlas antes de que los ciberdelincuentes las encuentren y las empleen para causar daño.
Entre las tareas específicas de su profesión se pueden citar las siguientes:
- Escanear puertos y buscar vulnerabilidades para tomar medidas correctivas.
- Examen de las instalaciones de parches y verificación de que no pueden ser explotados.
- Aplicar conceptos de ingeniería social, es decir, obtener información confidencial de los usuarios del sistema mediante manipulación.
- Evadir IDS (sistemas de detección de intrusos), IPS (sistemas de prevención de intrusos), honeypot y firewall.
- Rastreo de redes, descifrando credenciales y secuestrando servidores y/o aplicaciones Web.
Para detener a un hacker es necesario pensar como un hacker. De eso se trata el hacking ético, que termina siendo una herramienta de prevención y protección de datos de suma importancia en la actualidad.
Cómo las metodologías de Ethical Hacking benefician a una empresa
Si se tiene en cuenta que todos los días aparecen entre 1.000 y 2.000 nuevas vulnerabilidades, los ciberdelincuentes tienen altas posibilidades de encontrar la forma de violentar los sistemas de las empresas y lograr sus cometidos, por lo que es necesario contrarrestar sus acciones y reducir al mínimo sus posibilidades. Una de las mejores formas de hacerlo es mediante las metodologías de Ethical Hacking: al conocer su modus operandi, es posible descubrir con mayor celeridad y eficacia las fallas de cualquier sistema de seguridad informática.
Probar el nivel de seguridad informática de la empresa desde la perspectiva de un hacker, así como el grado de eficacia con que reacciona ante las diferentes amenazas, permite mejorar las políticas y metodologías de ciberseguridad, pudiendo construir un entorno que impida el acceso de los piratas informáticos. Al hacerlo, se reducen los ataques y, por ende, las consecuencias derivadas de ellos, como los costos financieros y el daño a la reputación de la marca. Al respecto, es importante tener en cuenta que, de acuerdo con las estadísticas, en el 2021 los daños por delitos cibernéticos le costarán al mundo 6 billones de dólares al año.
Sin duda, el hacking ético es una medida preventiva imprescindible en las organizaciones con activos informáticos y presencia digital. El costo de su implementación no es un gasto, sino una inversión que puede evitar serios dolores de cabeza a cualquier entidad.